martes, 19 de febrero de 2019


LA REVOLUCIÓN DE 1868 150 AÑOS DESPUÉS
Alfredo Pastor Ugena
“(…) La Revolución de 1868 puso el punto de partida del período histórico conocido como Sexenio revolucionario (1868-1874), uno de los más apasionantes de la historia de España. Fue un tiempo de gran intensidad política, en el que, tras el levantamiento que envió al exilio a la reina Isabel II, se sucedieron varios regímenes nuevos: una monarquía parlamentaria, la de Amadeo I, una república con vocación federal y una fórmula autoritaria. Los españoles tuvieron que afrontar además guerras civiles y coloniales, y hasta una sublevación cantonal. La inestabilidad convivió, sin embargo, con la puesta en marcha de múltiples proyectos de modernización del país. Los intelectuales krausistas, futuros responsables de la Institución Libre de Enseñanza fundada en 1876, representaron un papel crucial en aquel laboratorio de ideas, en campañas contra la esclavitud y por la enseñanza de la mujer(…)”
En septiembre de 2018 se cumplió el 150 aniversario de esta Revolución conocida como La Gloriosa y La Septembrina que supuso el destronamiento de la reina Isabel II, representante máxima del liberalismo conservador, iniciándose el conocido Sexenio Democrático o Revolucionario que culminó con la Restauración borbónica de 1874.
A partir de esta Revolución, se produce en nuestra Historia el primer intento de establecer un régimen político democrático, con una monarquía parlamentaria ,con Amadeo I de Saboya (1871/1873), un rey extranjero, y posteriormente en forma de República (1873/1874), fracasando ambas experiencias políticas.
A partir de ahora va a surgir una nueva generación que el historiador Vicens Vives tilda “de  europeísta, culturalista, democrática, provista de un dinamismo especial en la que se funden las ideas de libertad y de progreso”. Con La Gloriosa desaparece la figura del “espadón”, político temperamental y militar de la era isabelina.
Durante el gobierno de Isabel II (1843/1868), distinguimos el período conocido como Década moderada (1843/1858), donde la reina mostró una gran inclinación por la política y los políticos liberales moderados, apartando del poder a los progresistas. El general Narváez es la gran figura de este período. Durante estos diez años tuvieron lugar, entre otros, hechos históricos importantes, la creación de la Guardia Civil (1844), la ley de Ayuntamientos de 1845, la Reforma fiscal de Alejandro Mon del mismo año, la ley electoral de 1846, que configuró un verdadero régimen oligárquico con un sufragio muy restringido (limitó el cuerpo electoral a los varones de más de 25 años, lo que supuso que sólo podría votar el 0,8% de la población), el Concordato de 1851 con la Santa Sede y la promulgación de la Constitución moderada de 1845, con la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, la confesionalidad católica del Estado y un claro recorte de los derechos individuales, especialmente de la libertad de expresión
A partir de ahora, con mayor o menor intensidad, el predominio moderado va a entrar en decadencia, España entra en el camino hacia La Gloriosa (1854/1868), con el Bienio progresista (1854/1856) como consecuencia del levantamiento militar en Vicálvaro del General O´Donnell, lo que se conoce también como la Revolución de 1854. El golpe militar triunfó y propició la formación de un gobierno militar presidido por el General Espartero, líder de los progresistas destacando también en el gobierno la figura del mencionado general O´Donnell, quien fundó el partido político conocido como La Unión Liberal. Durante este corto período de 2 años, tiene lugar: la desamortización de Madoz, en 1855, (recordemos que antes se habían producido, en este siglo, la desamortización de los bienes eclesiástico de Mendizábal, 1836/1837,y la del general Espartero de 1841); también sobresalió la formación de unas nuevas Cortes constituyentes y la Ley de ferrocarriles de 1855.
El enfrentamiento entre Espartero y O´Donnell trajo la vuelta al escenario político de los moderados encabezados por Narváez, entre 1856/1858.Posteriormente gobernaría la Unión Liberal de O´Donnell entre 1858 y 1863, período en el que se produjo la Guerra de África o primera Guerra de Marruecos, entre 1859 y 1860.
Posteriormente volverían otra vez los moderados al poder encabezados siempre por Narváez y su creciente autoritarismo que llevó a la formación del Pacto de Ostende (1866) donde unionistas, progresistas y republicanos se aliaron para derribar a Isabel II y el régimen moderado.
También tuvo lugar la denominada Noche de San Daniel un año antes (1865), en la que “la Guardia Civil y unidades del Ejército  reprimieron de forma sangrienta a los estudiantes de la Universidad Central de Madrid que realizaban una serenata en la Puerta del Sol”.
España asimismo , en 1860, se encontraba inmersa en una grave crisis económica general (financiera, agrícola e industrial) y social que produjo prácticamente la paralización del País.
Esta es la España que concluye con la revolución de 1868 que pondrá fin a una profunda crisis y desgaste del sistema político moderado. Sin duda, la desaparición de Narváez y de O´Donnell facilitaría el camino para el triunfo de la Gloriosa y el derrocamiento de Isabel II.
La revuelta revolucionaria se inició en Cádiz con un pronunciamiento liderado por el almirante Topete, al grito de ¡Viva España con honra!, al que posteriormente se unirían los generales Serrano y Prim, produciéndose levantamientos populares en las ciudades, formándose Juntas revolucionarias. En sus manifiestos y proclamas, casi todas ellas coinciden en unos puntos básicos muy próximos al ideario demócrata: sufragio universal, libertad de imprenta, supresión de los derechos de puertas, libertad de cultos, libertad de industria y comercio, contribución única, abolición de las quintas.
Posteriormente la derrota en la batalla del puente de Alcolea, Córdoba, de las tropas fieles a Isabel II (el 28 de septiembre de 1868), produjo la marcha de la Reina y su familia al exilio a Francia, finalizando así el régimen de los borbones, que volverían posteriormente en 1874 con la Restauración de Alfonso XII, hijo de Isabel II.  Los acontecimientos de la Revolución La Gloriosa tuvieron lugar desde el 19 al 29 de septiembre de 1868, el día 30 de septiembre la Reina sale de España.
El 3 de octubre, Serrano y Topete entraban triunfantes en Madrid; Prim lo haría pocos días después, en medio del clamor popular. El 8 de octubre se formó el Gobierno provisional formado por progresistas y unionistas, negándose los demócratas a formar parte de él. Nicolás María Rivero, en nombre de la Junta Revolucionaria de Madrid encargó a Serrano la formación del nuevo gobierno, en el que este general ocuparía la Presidencia, Prim, el Ministerio de Guerra y Topete el de Marina.
            PON DOS CUADROS MUY IMPORTANTES. ANTONIO ALTADIL, GRANDEZA Y MISERIAS DE LA REVOLUCION Y RETRATO ECUSTRE DE PRIM DE HENRI REGNAULT, ASI COMO EL DE LA BATALLA DE ALCOLEA DE RODRIGUEZ LOSADA. OTROS PUEDEN SER algunas caricaturas que hay muchas SOBRE TODO DE ISABEL II.
Este Gobierno provisional, que dio inicio al Sexenio Democrático, tuvo que enfrentarse a innumerables problemas.  El 21 del mismo mes, las Juntas son disueltas y, poco después, el gobierno fija su política en su Manifiesto a la Nación, en el que se recogían todas las formulaciones políticas defendidas por las Juntas, salvo la abolición de las quintas, pero sin definirse en el plano económico, ya que nunca pretendieron cuestionar la gran propiedad agraria. Esta indefinición traerá consigo el levantamiento del campesinado andaluz. A este problema se añaden otros como: el choque frontal gobierno-Iglesia, por el reconocimiento de la libertad de cultos; y los primeros embriones de la secesión cubana, con el estallido del Grito de Yara y el comienzo de la Tercera Guerra Carlista, en 1872.
Tras el triunfo de la revolución de 1868 se  promulgó la Constitución española de 1869 que se aprobó el 1 de junio, una vez realizada la convocatoria en enero de elecciones a Cortes. En esta Constitución se establecíó la soberanía nacional, el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta, la libertad de enseñanza, el derecho de asociación, la libertad de cultos, el juicio por jurados, la acción popular, etc., que la definen (considerando algunos aspectos) como la primera Constitución democrática de la historia de España. Su amplia declaración de derechos en el Título I (casi la tercera parte de los artículos), constituyó una especie de Carta Magna del liberalismo español hasta la Segunda República, que siempre proyectará su sombra a lo largo del resto de la historia española como garantía, en estas cuestiones fundamentales.
Tras su promulgación, el general Serrano fue nombrado Regente y Prim jefe del Gobierno, en el árbitro del poder político, lo que le facultaría para buscar un nuevo monarca para España, eligiéndose, en 1870, a Amadeo de Saboya, segundo hijo de Victor Manuel II de Italia, pensando en que su figura no crearía inquietud en las cancillerías europeas
El reinado de Amadeo I fue el primer intento en la historia de España de poner en práctica la forma de gobierno de la monarquía parlamentaria (monarquía popular o monarquía democrática, como se la llamó en la época), aunque se saldó con un sonoro fracaso ya que solo duró dos años (del día 2 de enero de 1871, en que fue proclamado como rey Amadeo I por las Cortes Constituyentes, al día 10 de febrero de 1873, en que presentó su abdicación). Entre las razones del fracaso se suele aducir el hecho de que el mismo día de la llegada a España del nuevo rey moría en Madrid el general Prim, víctima de un atentado que se había producido tres días antes (…)”



Carta de abdicación del Rey Amadeo de Saboya a las Cortes:
“… Dos largos años ha que ciño la Corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla….” “…no me desprendo del amor a esta España tan noble como desgraciada, y de que no llevo otro pesar que el de no haberme sido posible procurarle todo el bien que mi leal corazón para ella apetecía. 
 Amadeo. 
 Palacio de Madrid a 11 de febrero de 1873.
Culturalmente es el Romanticismo la corriente imperante durante este segundo tercio del S.XIX que impregno con su pensamiento la alta sociedad vigente.El Romanticismo puede definirse como ese movimiento románico tradicionalista que surgió en Europa a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Una tendencia cultural que acabó con las costumbres de la Ilustración y el Neoclasicismo y que rompió con todos los esquemas de una época en la que lo diferente causaba repulsa pero al final se acababa imponiendo.
Los sentimientos fueron el hilo conductor de este movimiento cultural en el que la razón no era suficiente para explicar la firmeza de una realidad incomprendida y melancólica. El yo individual y la firme búsqueda de una ansiada libertad fueron los valores más exaltados de una época en la que la crisis atormentaba a una población con diferentes escalas sociales. El romanticismo en España es tardío y breve ya que el realismo tuvo mayor fuerza y predominó desde mediados del siglo XIX.  Así que podríamos considerar que el romanticismo literario se desarrolla desde en la primera mitad del siglo XIX