viernes, 1 de noviembre de 2013

LA AGRUPACIÓN SOCIALISTA MADRILEÑA (1879.1939)


Alfredo Pastor Ugena








                Los comienzos del movimiento obrero en España

            Durante la construcción del Estado liberal (1833-1875) se  produjo en España el arranque del movimiento obrero. El principal rasgo de este período es la paulatina desaparición de la sociedad estamental y su sustitución por una sociedad de clases basada en el derecho de propiedad y en la igualdad ante la ley. Esta nueva sociedad  aumentó la movilidad social, bien por el éxito en los negocios, en la carrera administrativa o en la militar.
            Se estructuró un nuevo grupo social dominante configurado por la alta burguesía (empresarios textiles catalanes, financieros madrileños y vascos...), la oligarquía terrateniente propietaria de grandes latifundios, especialmente en la España meridional, los altos cargos del estado y el ejército.
            Por debajo emergieron unas clases medias urbanas no demasiado numerosas: pequeños propietarios rurales y urbanos, oficiales del ejército, funcionarios, médicos, profesores y ciertas profesiones liberales .
            La población campesina, bastante heterogénea, era la mayoritaria en España: propietarios, arrendatarios y jornaleros sin tierra que conformaban más de la mitad de la población rural.
            Por último, ligada a la débil industrialización, se configuró un pequeño grupo de obreros industriales. La débil y muy localizada industrialización española explica la debilidad del movimiento obrero hasta el sexenio democrático. Se calcula que en 1860 había en torno a ciento cincuenta mil  obreros industriales en el país, más de la mitad de los cuales vivían en Cataluña.
            Desde la década de 1830 nacieron algunas asociaciones, como las sociedades de auxilio mutuo.Se produjeron algunas protestas de carácter ludita, como los conflictos en 1835 en la fábrica “El Vapor” en Barcelona, o las protestas contra las “selfactinas” en 1854. Estas primeras manifestaciones del movimiento obrero fueron duramente reprimidas por los gobiernos liberales de la época.
            Tiene lugar también la aparición de los primeros periódicos con lo que se ampliaba la información de los hechos cotidianos. El periódico, tal como hoy lo conocemos, nació en Inglaterra, en el siglo XVIII. Con anterioridad a esta fecha, existieron ciertas formas de comunicación social(1)
            Los periódicos anteriores a 1835 apenas incluían informaciones. Trataban temas políticos o científicos. Solían tener formato pequeño, estaban escritos en una columna y su aspecto era bastante aburrido. Pero a partir de esta fecha surgen otros más parecidos a los actuales.
            Desde 1868 siguen existiendo periódicos de opinión, defensores de un partido o líder político, pero se desarrolla una prensa informativa que es la que más éxito tiene entre los lectores y la que alcanza mayores tiradas. El aspecto externo de estos periódicos es más ameno. Su contenido ya no se limita a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, anécdotas y humor. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, (novelas por capítulos) que gozaban de gran aceptación entre el público lector.
            Tras la revolución de 1868, la Constitución de 1869 reconoce la libertad de prensa, por lo que, de nuevo, surgen numerosos periódicos y revistas. En 1883, la Ley de imprenta establecida por el gobierno liberal de Sagasta favorece también las publicaciones periódicas.




            En las primeras décadas del siglo XIX la prensa sigue siendo un producto para minorías ya que la mayoría de la población era analfabeta. Las tiradas son muy pequeñas, nunca sobrepasan los 1.5000 ejemplares, pero tienen una amplia difusión debido a la tradición de la lectura en voz alta , la existencia de gabinetes de lectura y la costumbre de leer los diarios en los cafés, ateneos y tertulias. En Madrid y en las capitales de provincias fue creándose un público lector más amplio a medida que se extendió la educación. A partir de 1868 se desarrolla la prensa femenina. Tras el triunfo de la Gloriosa se abren escuelas para instruir a las clases más bajas y aparecen los primeros periódicos obreros.
            El 12 de marzo de 1886 se publicaría en Madrid el primer número del semanario El Socialista, órgano de expresión oficial del Partido Socialista Obrero Español (2).
El movimiento obrero durante el sexenio democrático
            Las primeras organizaciones obreras surgen en Cataluña, las Sociedades de Ayuda Mutua. En 1840 se creó en Barcelona la Asociación Mutua de Tejedores que llegó a tener 15.000 miembros. Estas asociaciones organizaron las primeras huelgas con el objetivo de obtener subidas salariales.
            A partir de 1843 ( década moderada ) las asociaciones obreras fueron disueltas e ilegalizadas ( pasan a la clandestinidad )  hasta que en 1854 ( bienio progresista ) reaparecieron. Ese mismo año se creó la Unión de Clases que agrupaba a todos los obreros textiles y que reclamó contratos colectivos y derecho de asociación: Con el regrso de los moderados desde 1857 el  movimiento obrero pasa de nuevo a la clandestinidad.



            Las libertades políticas permitieron un importante impulso al movimiento obrero durante el Sexenio Democrático (1868-1874). En 1864 se había creado en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), donde durante un cierto tiempo convivieron los seguidores de las ideas de Carlos Marx (marxistas o socialistas) y los seguidores de Mijaíl Bakunin (anarquistas).
            Las nuevas libertades traídas por la "Revolución Gloriosa" permitieron la creación de la Sección Española de la A.I.T. En 1868 la AIT dirigió una proclama a los obreros españoles para darles a conocer la organización y animarlos a adherirse. Poco después Bakunin envió a Giuseppe Fanelli para organizar las primeras secciones internacionalistas. En 1870 un congreso general  reunido en Barcelona fundaba la Federación Regional Española de la Internacional muy influida por el anarquismo Desde un principio en los "internacionalistas" españoles hubo claro predominio de la ideología anarquista, inspirada en el pensamiento de Bakunin. Como era de esperar por su mayor grado de industrialización, el movimiento anarquista tuvo un mayor desarrollo en Cataluña. .
            En 1871 llegó a España el yerno de Carlos Marx, Paul Lafargue e intentó combatir la influencia anarquista y a propagar las ideas del marxismo. En 1872, creó un pequeño grupo madrileño originario del movimiento socialista marxista español.
            La ruptura entre marxistas y bakuninistas en la AIT tendrá repercusiones en la Federación Regional Española: en 1872 en un congreso en Zaragoza triunfan las tesis anarquistas y como consecuencia el grupo madrileño encabezado por Pablo Iglesias fue expulsado pasando a constituir la Nueva Federación Madrileña . Más tarde se funda la Agrupación Socialista Madrileña, la primera sección socialista-marxista en España, en tiempos de la I Internacional en 1879 por Pablo Iglesias y otros socialistas internacionalistas en Madrid. Fue el núcleo originario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) partido que ejercerá su influencia sobre todo en Madrid, Asturias y Vizcaya,  aunque no conseguirá un diputado hasta  1910.
            En 1888 con la legalización de los sindicatos, un grupo de trabajadores socialistas -16 tipógrafos cuatro médicos un doctor en Ciencias, dos plateros, un marmolista y un zapatero- con Pablo Iglesias al frente, reunidos en una fonda de la calle Tetuán,-lo que hoy es casa Labra- tras la Puerta del Sol, fundaron el Partido Socialista Obrero Español. Lo hicieron en obligada clandestinidad, con el objetivo de defender los derechos de los trabajadores y de luchar por la emancipación social, la libertad y la igualdad.
            Posteriormente, en Agosto de 1888 se celebraría el I Congreso del PSOE en Barcelona, aprobando el programa definitivo, organización y sede, y nombrándose el Comité Nacional. Unos días antes se había celebrado, también en Barcelona, el Congreso Fundacional de la Unión General de Trabajadores (UGT), el sindicato socialista hermano.
            En Noviembre de 1903 se fundaría la primera agrupación local de las Juventudes Socialistas en Erandio (Vizcaya), y en Abril de 1906 se celebraría en Bilbao el Congreso Constituyente de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España.




De esta manera, ya estaban constituidas las tres organizaciones históricas del socialismo español.
            Años más tarde, el 28 de noviembre de 1908, se abría la Casa del Pueblo de Madrid, con el fin de mantener un espacio abierto, en el que además de defender las ideas socialistas, se instruía a los trabajadores y sus familias y se proporcionaba un lugar de ocio constructivo. La Casa del Pueblo albergó más de cien sociedades obreras, con cerca de veintiocho mil afiliados.
            La aspiración de alcanzar un mundo habitado por hombres y mujeres honrados, iguales, libres e inteligentes se decía en el Programa Máximo del Partido.
            Desde la fundación el dos de mayo de 1879, y desde la primera Asamblea clandestina el 20 de julio del mismo año, en la que se aprueba el primer programa político, hasta nuestros días, la historia del PSOE está sembrada de acontecimientos relevantes, por su significado histórico, por su trascendencia para España y para nuestro Partido, y por su importancia en el camino de la conquista de las libertades y los derechos democráticos y sociales. Los socialistas hemos hecho este recorrido histórico representando la voluntad, los anhelos y las esperanzas de gran parte de la población.
            En sus orígenes, en un Madrid poco industrializado, los obreros de los talleres, los artesanos y algunos profesionales, junto con los obreros de la construcción y otros sectores sociales progresistas, dieron forma política al deseo de transformación social. El PSOE y la UGT, junto con otras Organizaciones de clase, fueron los instrumentos fundamentales con los que contó la clase obrera para fortalecer sus esperanzas. Al pensamiento socialista pronto se sumaron profesionales liberales trabajadores de la enseñanza, humanistas y hombres y mujeres procedentes de la Institución Libre de Enseñanza que reforzaron la dimensión humanista del socialismo.


            A lo largo de la historia, el PSOE y la Agrupación Socialista Madrileña, en particular, han vivido momentos de intenso debate interno en cuanto a las estrategias y a las políticas a seguir. Consecuencia lógica de una organización que, desde sus orígenes, fundamentó su existencia en la democracia interna, el pluralismo y la libertad de crítica y de pensamiento en el marco de la lealtad.atos se fundó en Barcelona la UGT.
            La aparición del socialismo en España a finales del XIX tuvo un peso determinante a la hora de debatir y configurar la política social dominada hasta entonces por criterios de beneficencia y sentimientos paternalistas, pero que a partir de esas fechas,se tradujo ya en los primeros años del siglo XX, en la promulgación, por fin, en España de una verdadera política de legislación laboral y en la puesta en marcha de las primeras instituciones oficiales de inspección laboral y de participación obrera
            En todo ello influyó la aparición en España del socialismo, aunque sólo fuera de forma indirecta, en respuesta al temor que produjo en la sociedad y en los gobiernos la amenaza revolucionaria de su discurso, motivo suficiente para agilizar las propuestas reformistas de un creciente descontento social capaz de alimentar el peligro socialista.


            Se puede decir, por eso, que el socialismo nació en España de forma coetánea a la preocupación por la cuestión social en nuestro país, tal como ésta se entendía en su época, es decir, el conjunto de problemas provocados por el desarrollo de los sectores productivos industriales y de la población trabajadora. Una coincidencia en el tiempo que no es en absoluto casual.
            Otro factor que conviene también tener en cuenta es el de la escasa incidenciadirecta de los socialistas hispanos a la hora de definir la política social de los gobiernos, dada su mínima presencia en el poder legislativo durante los años de la Restauración.
La casi simbólica presencia de Pablo Iglesias en el Parlamento, a partir de la conjunción republicano socialista, desde 1909, difícilmente puede considerarse influyente. Si fue mayor, e importante, la presencia socialista en los organismos de asesoramiento y estudio, a partir de la creación del Instituto de Reformas Sociales (IRS) en 1903. Pero, como es de sobra conocido, el funcionamiento real de las Juntas Locales del IRS, a menudo insuficiente cuando no inexistente, y la incidencia final del Instituto en los legisladores, tampoco tuvo un peso excesivamente destacable en la definición final de la política social.
 La actitud negativa de los patrones, las debilidades del propio Estado, incapaz o poco interesado de nevar a la práctica sus propias leyes, o las deficiencias en el trabajo de inspección y control, restaron protagonismo al socialismo también en este campo.
Tampoco le ayudaron sus múltiples y constantes divergencias internas, a veces en relación a temas de enorme calado y relativos a su propia concepción de una política social, lo que pudo dificultar, sin duda, su recepción en el resto de la sociedad. Recordemos tan sólo, en ese sentido, cómo, cuando en los años de la primera guerra mundial el socialismo dio un impulso creciente a sus niveles de afiliación.

También se debe tener presente la propia realidad política de la Restauración, que supuso la ausencia de una democratización efectiva de la sociedad, otro de los pilares básicos que suelen considerarse imprescindlbIes para poder llevar adelante una verdadera reforma social que sea capaz de integrar al movimiento obrero en una sociedad liberal, sobre todo en un país, como España a principios del siglo xx, con una masa obrera poco propensa a la filiación sindical o política.

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