PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE. LA PINTURA: EL
GUERNICA DE PABLO PICASSO por Alfredo Pastor Ugena. Doctor en historia.
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“¿Te gusta? Llévatelo.
Total, fuiste tú el que lo hizo” dijo Pablo Picasso al general de la Gestapo
que revisaba entre sus cosas y que, por casualidad, se había topado con una
postal de su polémica obra: Guernica”.
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Pablo Ruiz Picasso. Por Raipun
El 26 de abril de 1937, en el proceso de
la Guerra Civil Española, tuvo lugar el bombardeo
de Guernica (conocido también como Operación Rögen).Esta acción militar
aérea fue realizado por la Aviación de la Legión Cóndor alemana y la Aviación
Legionaria italiana que combatían ayudando a las tropas nacionales de Franco.
“ (…)El primer avión
apareció hacia las cuatro de la tarde y dejó caer algunas bombas. Al cabo de
unos quince minutos tuvo lugar la primera oleada, tres aviones en formación
triangular que volaban muy bajo. Así empezó el bombardeo sistemático de Gernika
que se prolongó durante más de tres horas.
Los aspectos técnicos
del bombardeo de Gernika siguen siendo hoy uno de los temas más apasionantes de
la historia contemporánea. La destrucción de Gernika fue obra de la Legión
Cóndor alemana y de las fuerzas aéreas italianas, actuando bajo las órdenes del
ejército franquista sublevado. La táctica militar que se aplicó fue tan
devastadora que Gernika ha pasado a la historia como el primer ensayo de guerra
total.
"Los aviones
despegaban del aeródromo de Vitoria, rebasaban el litoral y luego, dando media
vuelta, seguían el valle del Oca, atacando Guernica de Norte a Sur. Al parecer
pertenecían a tres tipos: Heinkel 111, Junker 52 de bombardeo y Heinkel 51 de
caza y ametrallamiento. Debieron formar dos masas, que se turnaban y en cuanto
al número de cada una existe una general discrepancia. Por fijar ideas, bien
podemos suponer que en cada oleada actuaban, entre bombardeos y cazas,
alrededor de 15 a 20 aviones. Eran suficientes. Su táctica consistió en arrojar
primero bombas rompedoras ordinarias, luego racimos de pequeñas bombas
incendiarias y simultáneamente, ametrallar al personal al descubierto, no sólo
el que se encontraba en la ciudad, sino también en sus alrededores e incluso en
las anteiglesias comarcales.(…)"
(Martínez
Bande. Vizcaya. Fundación Museo de La Paz de Gernika)
Picasso, que utilizó a menudo su
arte como elemento de propaganda e instrumento contra la guerra, pintó el
cuadro en 33 días. Esta obra universal no sería sólo un producto de las
inquietudes que tenía el pintor por el bombardeo, sino que realiza una excelsa
interpretación de una especie de sinfonía compuesta por todos los fantasmas
atormentados: “El caballo herido, el toro, la mujer con
el niño desvaneciéndose entre sus brazos, el guerrero derrotado y el portador
de la luz, por ejemplo, son todas referencias a cuestiones que perseguían o
habrían perseguido a Picasso en algún momento de su vida. son reunidos para
representar lo que sucede en Guernica. La vida de Picasso era de por sí un
bombardeo, y no dudó en usarla para representar lo trágico y horrendo que fue
el ataque en Guernica. Se trata todo de la lucha del humano contra el mal y de
los problemas personales como fuente de inspiración a encontrar la luz
incandescente que lucha con aquella luz tecnificada llamada guerra”.
Sobre un angustioso escenario
arquitectónico en el que apenas se reconocen unas ventanas, un tejado, un suelo
de baldosas y una mesa, aparecen nueve figuras, seis personas y tres animales.
Están perfectamente ordenadas, a pesar de la imagen de caos que aparentan, en
torno a una pirámide compensada por dos ejes verticales situados en los
extremos. El lienzo se convierte en un espacio bidimensional que renuncia al
fondo, presentándonos todas las imágenes en el mismo plano, con la desaparición
de la perspectiva.
Ésta no sería la primera ni última vez que el arte hacía de elemento unificador
de una humanidad fraccionada por el conflicto, pero si la primera vez que cobraría
un significado universal y vigente a través del tiempo. Con Guernica, Picasso
nos deja (como antes lo había hecho Goya) una obra que nos recuerda las
consecuencias que nos trae la guerra, los horrores que deja a su paso en la
sociedad por satisfacer caprichos personales y cómo siempre seguir una luz
puede hacer que todo retome su camino.
Desde
el punto de vista temático esta obra gira en torno a los horrores de
aquella acción bélica destructiva-ya indicada- que aconteció en la ciudad vasca
de Guernica. La noticia fue titular en todos los periódicos que destacaban la
brutalidad de la acción, ejercida sobre una pequeña ciudad, desarmada y tan
sólo ocupada por población civil. Sobre este motivo, comienza a construir
Picasso el gran lienzo, poco a poco, decantando los motivos concretos del
bombardeo para ir concentrando toda la violencia en símbolos y figuras que
dejan de remitirse al hecho concreto. Guernica se convierte así en un grito
contra la guerra desde el punto del vista de la víctimas, una reflexión sobre
la destrucción y el dolor aplicable a cualquier tipo de conflicto, convirtiendo
un hecho concreto en una obra universal.
Los
personajes representados son todos ellos víctimas sin
la aparición de ningún soldado. Su interpretación ha sido muy cuestionada,
negándose reiterativamente el pintor a darles un significado concreto. En la
izquierda aparecen un toro (¿España? ¿el fascismo que vuelve la cabeza sin
importarle el espectáculo?), un pájaro sobre la mesa, una mujer con su hijo
muerto entre los brazos y una estatua mutilada. El centro lo ocupa un caballo
herido (¿el pueblo español?) que pisotea el brazo de la estatua que sostiene
una espada rota y una flor. Sobre ellos aparece un ojo-sol con una bombilla
como pupila (¿la esperanza?). En la zona derecha se encuentran tres mujeres,
una que avanza hacia la luz, otra que porta un candil y, en el extremo, otra
con los brazos en alto, gritando en medio de las llamas.
Picasso plantea perfectamente el horror y la destrucción derivados de la guerra
mediante un lenguaje pictórico a medio camino entre el cubismo y el
expresionismo, utilizando los recursos expresivos de ambos estilos.
El color y la luz funcionan de una forma conjunta. Desde el primer
momento, Picasso pensó en el cuadro como una imagen en blanco y negro que, en
su limitación cromática, pudiera transmitir todo el clima de dolor y tragedia.
Sobre este fondo, los gestos dramáticos de los personajes quedan en suspenso,
como gritos aterradores dentro de un silencio general al que colabora la
ausencia de color, aunque no de tonos, pues el gris, en diferentes gradaciones,
atempera y da cohesión a los bruscos contrastes del blanco y el negro. (Ver por
ejemplo la cabeza del caballo).
La
luz es
totalmente artificial e incluso irreal, pues los supuestos focos (ventanas,
quinqué y la lámpara del techo) no producen una iluminación racional sino que
ésta viene marcada por la geometrización y la multiplicidad de puntos de vista
cubistas. En general, los personajes fundamentales aparecen fuertemente
iluminados, sin sombras, lo cual acentúa su bidimensionalidad. Respecto
al color utiliza una reducida gama cromática
en blanco, negro y gris. Esta limitación cromática, pudiera transmitir todo el
clima de dolor y tragedia.
Iconográficamente esta obra sirvió a Picasso para pintar multitud de lienzos
más durante los años de la Guerra Civil, a favor de la paz y en contra de la
barbarie humana. “El Guernica significa, dentro de la obra
del pintor, la conciliación de la investigación formal a la que antes se
había dedicado casi por completo (cubismo, surrealismo) con el compromiso político en
favor de la causa republicana y en contra de la guerra y sus
consecuencias. Dentro de este pensamiento, Picasso se sitúa en la línea
abierta por Rubens en su Horror de la guerra (del cual extrae,
además, numerosas posturas de personajes) y, sobre todo, por Goya en sus
Fusilamientos, con la misma visión antiheroica de la violencia como una fuerza
ciega que nada soluciona, muy por el contrario”.
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