sábado, 16 de junio de 2018

EL GUERNICA DE PABLO PICASSO


PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE. LA PINTURA: EL GUERNICA DE PABLO PICASSO por Alfredo Pastor Ugena. Doctor en historia.
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“¿Te gusta? Llévatelo. Total, fuiste tú el que lo hizo” dijo Pablo Picasso al general de la Gestapo que revisaba entre sus cosas y que, por casualidad, se había topado con una postal de su polémica obra: Guernica”.
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Pablo Ruiz Picasso. Por Raipun

El 26 de abril de 1937, en el proceso de la Guerra Civil Española, tuvo lugar el bombardeo de Guernica (conocido también como Operación Rögen).Esta acción militar aérea fue realizado por la Aviación de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana que combatían ayudando a las tropas nacionales de Franco.
“ (…)El primer avión apareció hacia las cuatro de la tarde y dejó caer algunas bombas. Al cabo de unos quince minutos tuvo lugar la primera oleada, tres aviones en formación triangular que volaban muy bajo. Así empezó el bombardeo sistemático de Gernika que se prolongó durante más de tres horas.
Los aspectos técnicos del bombardeo de Gernika siguen siendo hoy uno de los temas más apasionantes de la historia contemporánea. La destrucción de Gernika fue obra de la Legión Cóndor alemana y de las fuerzas aéreas italianas, actuando bajo las órdenes del ejército franquista sublevado. La táctica militar que se aplicó fue tan devastadora que Gernika ha pasado a la historia como el primer ensayo de guerra total.
"Los aviones despegaban del aeródromo de Vitoria, rebasaban el litoral y luego, dando media vuelta, seguían el valle del Oca, atacando Guernica de Norte a Sur. Al parecer pertenecían a tres tipos: Heinkel 111, Junker 52 de bombardeo y Heinkel 51 de caza y ametrallamiento. Debieron formar dos masas, que se turnaban y en cuanto al número de cada una existe una general discrepancia. Por fijar ideas, bien podemos suponer que en cada oleada actuaban, entre bombardeos y cazas, alrededor de 15 a 20 aviones. Eran suficientes. Su táctica consistió en arrojar primero bombas rompedoras ordinarias, luego racimos de pequeñas bombas incendiarias y simultáneamente, ametrallar al personal al descubierto, no sólo el que se encontraba en la ciudad, sino también en sus alrededores e incluso en las anteiglesias comarcales.(…)"                                       
  (Martínez Bande. Vizcaya. Fundación Museo de La Paz de Gernika)

 Picasso, que utilizó a menudo su arte como elemento de propaganda e instrumento contra la guerra, pintó el cuadro en 33 días. Esta obra universal no sería sólo un producto de las inquietudes que tenía el pintor por el bombardeo, sino que realiza una excelsa interpretación de una especie de sinfonía compuesta por todos los fantasmas atormentados: “El caballo herido, el toro, la mujer con el niño desvaneciéndose entre sus brazos, el guerrero derrotado y el portador de la luz, por ejemplo, son todas referencias a cuestiones que perseguían o habrían perseguido a Picasso en algún momento de su vida. son reunidos para representar lo que sucede en Guernica. La vida de Picasso era de por sí un bombardeo, y no dudó en usarla para representar lo trágico y horrendo que fue el ataque en Guernica. Se trata todo de la lucha del humano contra el mal y de los problemas personales como fuente de inspiración a encontrar la luz incandescente que lucha con aquella luz tecnificada llamada guerra”.
Sobre un angustioso escenario arquitectónico en el que apenas se reconocen unas ventanas, un tejado, un suelo de baldosas y una mesa, aparecen nueve figuras, seis personas y tres animales. Están perfectamente ordenadas, a pesar de la imagen de caos que aparentan, en torno a una pirámide compensada por dos ejes verticales situados en los extremos. El lienzo se convierte en un espacio bidimensional que renuncia al fondo, presentándonos todas las imágenes en el mismo plano, con la desaparición de la perspectiva.
            Ésta no sería la primera ni última vez que el arte hacía de elemento unificador de una humanidad fraccionada por el conflicto, pero si la primera vez que cobraría un significado universal y vigente a través del tiempo. Con Guernica, Picasso nos deja (como antes lo había hecho Goya) una obra que nos recuerda las consecuencias que nos trae la guerra, los horrores que deja a su paso en la sociedad por satisfacer caprichos personales y cómo siempre seguir una luz puede hacer que todo retome su camino.
            Desde el punto de vista temático esta obra gira en torno a los horrores de aquella acción bélica destructiva-ya indicada- que aconteció en la ciudad vasca de Guernica. La noticia fue titular en todos los periódicos que destacaban la brutalidad de la acción, ejercida sobre una pequeña ciudad, desarmada y tan sólo ocupada por población civil. Sobre este motivo, comienza a construir Picasso el gran lienzo, poco a poco, decantando los motivos concretos del bombardeo para ir concentrando toda la violencia en símbolos y figuras que dejan de remitirse al hecho concreto. Guernica se convierte así en un grito contra la guerra desde el punto del vista de la víctimas, una reflexión sobre la destrucción y el dolor aplicable a cualquier tipo de conflicto, convirtiendo un hecho concreto en una obra universal.
               Los personajes representados son todos ellos víctimas sin la aparición de ningún soldado. Su interpretación ha sido muy cuestionada, negándose reiterativamente el pintor a darles un significado concreto. En la izquierda aparecen un toro (¿España? ¿el fascismo que vuelve la cabeza sin importarle el espectáculo?), un pájaro sobre la mesa, una mujer con su hijo muerto entre los brazos y una estatua mutilada. El centro lo ocupa un caballo herido (¿el pueblo español?) que pisotea el brazo de la estatua que sostiene una espada rota y una flor. Sobre ellos aparece un ojo-sol con una bombilla como pupila (¿la esperanza?). En la zona derecha se encuentran tres mujeres, una que avanza hacia la luz, otra que porta un candil y, en el extremo, otra con los brazos en alto, gritando en medio de las llamas.
            Picasso plantea perfectamente el horror y la destrucción derivados de la guerra mediante un lenguaje pictórico a medio camino entre el cubismo y el expresionismo, utilizando los recursos expresivos de ambos estilos.
            El color y la luz funcionan de una forma conjunta. Desde el primer momento, Picasso pensó en el cuadro como una imagen en blanco y negro que, en su limitación cromática, pudiera transmitir todo el clima de dolor y tragedia. Sobre este fondo, los gestos dramáticos de los personajes quedan en suspenso, como gritos aterradores dentro de un silencio general al que colabora la ausencia de color, aunque no de tonos, pues el gris, en diferentes gradaciones, atempera y da cohesión a los bruscos contrastes del blanco y el negro. (Ver por ejemplo la cabeza del caballo).
            La luz es totalmente artificial e incluso irreal, pues los supuestos focos (ventanas, quinqué y la lámpara del techo) no producen una iluminación racional sino que ésta viene marcada por la geometrización y la multiplicidad de puntos de vista cubistas.  En general, los personajes fundamentales aparecen fuertemente iluminados, sin sombras, lo cual acentúa su bidimensionalidad. Respecto al color utiliza una reducida gama cromática en blanco, negro y gris. Esta limitación cromática, pudiera transmitir todo el clima de dolor y tragedia.
            Iconográficamente esta obra sirvió a Picasso para pintar multitud de lienzos más durante los años de la Guerra Civil, a favor de la paz y en contra de la barbarie humana. “El Guernica significa, dentro de la obra del pintor, la conciliación de la investigación formal a la que antes se había dedicado casi por completo (cubismo, surrealismo) con el compromiso político en favor de la causa republicana y en contra de la guerra y sus consecuencias. Dentro de este pensamiento, Picasso se sitúa en la línea abierta por Rubens en su Horror de la guerra (del cual extrae, además, numerosas posturas de personajes) y, sobre todo, por Goya en sus Fusilamientos, con la misma visión antiheroica de la violencia como una fuerza ciega que nada soluciona, muy por el contrario”.


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